Extracto de mi libro Aprendiendo a ser sumisa…
El 100 % de las sumisas que he formado, han roto sus límites incluso en la primera sesión que he realizado con ellas, algo que debo decir es muy normal y, desde luego, gratificante para mí como persona y no solo como Amo. Cuando acuden a mí, desconocen qué pueden sentir con determinados juegos o prácticas y eso hace que, a la hora de cumplimentar el test, todo sean preguntas y temores hacia ella misma.
Solamente tú puedes conocerte a la perfección, solamente tú puedes ir rompiendo esos límites que, aunque sea mentales, se establecen cuando se piensa en el concepto “sumisa”.
Es de vital importancia que sepas hasta dónde llegar inicialmente, porque ese conocimiento otorgará a tu Amo la potestad para desarrollar el juego siempre bajo tu control absoluto, que no significa que debas guionarlo.
Tu mente debe estar abierta a aprender y dejar que tu cuerpo pueda ir sintiedo cómo caen esos límites. No solamente te hablo de dolor, sino de cualquier práctica que esté relacionada con tu rol.
Para que entiendas de lo que te hablo, pongamos un ejemplo: hablemos de la cera. Muchas sumisas me lo marcan como límite, que no quieren experimentar esa práctica. Su mente inicialmente les dice que no, aún sabiendo que su cuerpo la aceptará sin ningún problema, en este caso yo me encargo de hacerles entender que realizando esta práctica de forma controlada y bajo mi forma de hacer, sentirán placer. Fomento la confianza, que es la base para la práctica. Les pido que confíen, les explico el proceso para que esa confianza ofrecida sea aceptada. Les detallo cómo se va a desarrollar para que no te- man al dolor ni a inexistentes marcas. No me importa emplear tiempo en convencer porque estoy seguro de mí y quiero que se transmita ese gran detalle, sé lo que hago y sé lo que puedo hacer sentir, así que para una primera vez, para que puedan vivir la experiencia y luego decidir si la van a querer repetir y ampliar o ponerle un fin definitivo, les cuento: “No temas, no habrán marcas, no habrá un gran dolor, no voy a dañar tu piel, no hay nada intenso a excepción de la experiencia, confía en mí y deja que la sensación que ahora tienes, de incertidumbre, te excite y te llene. Voy a cubrir parte de tu cuerpo con film transparente para no dañarte. Las velas tienen una gran parte de parafina, que es lo que hace que la cera se caliente más o menos. La que tengo tiene gran cantidad de parafina, con lo cual quema menos, además la distancia en la que verteré la cera es de un metro. Esta primera vez no voy a acercarme más, esperaremos a la próxima y tú misma me pedirás que reduzca la distancia o que no te coloque el film, vas a querer más y mejor, pero si no pruebas nunca vas a tener esa opción”. Todo esto tranquiliza y finalmente consigo mi objetivo que es, ni más ni menos, el crecimiento de mi sumisa.
Deja un comentario